Cajón donde guardar las palabras que un día se publicaron en algún medio local junto a otras que nadie vio. Currículo fonético de papeles marcados. Archivo inútil y fantástico, inocente y viejo, de letras carcomidas que jamás fueron lozanas.

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viernes, 28 de octubre de 2011

Revista FESTA 2004. (Publicación del Ayuntamiento de Petrer, Alicante).

DÍAS CLAROS
Huelo la pared llena de "afiches" e intento dirigir la antena de una televisión en blanco y negro para poder ver la final del mundial de fútbol de este año 1978.
Mi padre abre la taquilla del cine AGUADO en los límites de Petrer. El barrio de "la Frontera" empieza a crecer. O eso es lo que parece. Entre descampados e incertidumbres, la población humana agita sus frentes hacia un futuro plagado de deseos y miedos, pero va al cine a ver sesiones triples que despiertan el sueño negro sumergido de un tiempo forzoso.
Estoy bastante perdido mientras aparecen los primeros billetes de cinco mil pesetas y mi mundo se reduce bruscamente a mi barrio, preñado de inquietud e ilusión.
Ese día nadie pagó la entrada de cine con un billete de cinco mil.
Drácula, King-Kong y varios pistoleros de Almería enfundados en polvo, bebían Mirindas en el bar del cine. Luchaban por escapar de todos los sitios sombríos, como el vecindario. Como mi vecindario, castigado por el esfuerzo que ahora deberíamos agradecer o casi reverenciar.
Nunca vi funcionar el cine de verano pero existía y me colaba antes de abrir las puertas del cine de sala tapada para sentir a solas y en cualquier butaca la emoción que imponen los tesoros perdidos. En aquella pantalla iluminada por el sol de junio, proyectaba las películas nunca filmadas de mi mente pura, ingenua y confundida.
También había sitios de misterio. Como las escaleras que llevaban a la sala de proyección, donde máquinas incomprensibles llenaban de magia la pared en blanco y los corazones en rojo.
Y personajes como "Oto" (el tirador de películas) se mantenían distantes y omnipotentes, allá arriba donde el ojo cuadrado lanzaba chorros de luz cegándonos con su feliz materia narrativa.

Los papelitos a miles inundaban el campo de juego y Mario Kempes, con aquellas piernas larguiruchas y aquellos pantalones demasiado cortos, metía goles para que Argentina ganara el mundial.

Cuando acababa de ayudar a mi padre en la venta de entradas, corría hacia la sala a vivir una sesión de miedo, fantasía o acción, donde el kung-fú, las pistolas y el amor desconocido se confundían en una atractiva y extraña salsa tan líquida como grumosa.
El sonido de los puñetazos sobre mandíbulas huecas de actores tirando a desconocidos se enriquecía con los crujidos de las pipas, kikos y bocatas masticados por infantes dientes careados.
Despertábamos a un mundo nuevo sin más armas que la risa, la furia y el deseo. Se encendían las luces y quedaba el cine sucio y vacío, pero volvíamos a casa llenos de fantasía satisfecha para el resto de la semana. Con los sueños fortalecidos y ratificados. Sueños que más tarde debían romperse hasta que no quedara ni uno solo en pie. Pero todo a su tiempo.

DÍAS OSCUROS

La barbarie de haber nacido:
Una vez llegué de golpe a la calle Castilla, en la planta baja de casa de mis abuelos donde ahora se levanta un edificio de venta de muebles.
Pude comprobar tempranamente el olor del desarraigo, la brutalidad, la tristeza y el daño de un mundo en el que para desenvolverse es necesario capacidad, valentía y fortaleza, todo aquello de lo que iba a carecer.
Dejé a mi madre al borde de la muerte y sigo en ello. Nunca le he agradecido su protección equivocada, su perseverante error. No ha entendido que esto no me gusta, que no estoy hecho para esto porque muy de niño constataba el rechazo (mutuo) que me daba la vida, a pesar de vivir en un sitio mínimamente digno, donde la gente sólo trataba de sobrevivir dándole sentido a un deseo de prosperidad, ajenos con conciencia o sin ella al gran dolor de un mundo que produce espanto; injusto, falso y henchido de enfermedad y muerte.
El primer gesto que hago al nacer, aunque mi madre lo niegue, es una mueca de disgusto.

Ahora sé que los goles que metía Argentina a Holanda se oían a pocos metros del estadio, en las salas de los presos políticos, pero los gritos de los torturados no se oían en las gradas.
Sus lamentaciones me dejan sin motivos para las mías. Quizá todo se reduce a una profunda decepción íntima debido a una voluntad fragmentada y débil. De pequeño, al competir en carreras de vallas, no las llegaba a saltar, las partía con la frente una tras otra.
Atemorizado ante un crecimiento dudoso, la idea del suicidio me atrajo con la belleza de su pose como héroe, pero difícil es ser lo que no se es.
Siempre he sido flaco, de piernas larguiruchas y culo huido. Pero mis penas no son nada comparadas con las que soportan otras personas de este y otros pueblos que, a pesar de todo y ahí radica su grandeza, intentan ser felices. Montan sus proyectos de vida sobre las brasas de la ruina, levantándose con el sol acompañándole en su luminosidad. Sonríen, lloran y aman para que al final de sus días, la tierra les sea leve.

Ilustraciones de DAVIA

viernes, 15 de julio de 2011

DEEP Nº6


Un grito desesperado, una lágrima haciendo surf en un cristal, un esfuerzo por expresar lo íntimo, una cadena rota con el ímpetu de una libertad deseada, una llamada hacia el vacío de la multitud y cierta tristeza que explota con ojos entornados.

Una llamada de atención sobre nuestra pérdida de dirección que clama por un mínimo de sensata tranquilidad desde lo más profundo de nuestro cerebro enloquecido que con amargura pide reposo ante un cansancio de millones de años sin saber hacia donde va.

La montaña de muertos a lo largo de la Historia nos grita que le demos un sentido. Los que ahora estamos vivos desestimamos la cantidad de fortuna entregada y la dilapidamos con voluptuosa indiferencia. Cada día alguien nos grita al oído que paremos la acelerada y voraz sangría. Pero la pertinaz sordera es marca de la casa.

A la noche recogemos el ripio del derribo que nos infringimos y entonces el chico tras el cristal vuelve a desesperarse expulsando lágrimas con ansia por liberar grilletes y se queda de nuevo entristecido, ignorado y con el oscuro paisaje que le brinda sus ojos ya cerrados, vencidos.



Foto de DAVIA

sábado, 11 de junio de 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

DEEP Nº 5

LA PARED EN BLANCO 5

Descifrar un código es siempre complicado. Esta figura enigmática desata el aliento desde la abstracción para inventar un mundo rotundo como los que usan la gente de montaña o de mar. Con todo, meto los dedos y las uñas para intentar no ser yo. Ser el otro o la otra en este caso produce cierta inquietud mezclada con pudor, temblor y sequedad de boca.

La chica no parece que nos mire y hago de ello una ventaja, quitándole hierro al susto.

Parece que esté en la puerta de un bar nocturno y siente una poderosa duda: ¿Vuelve a entrar o se va a casa? ¿Cuál será la opción más acertada? A veces nuestra vida cambia con furor si se toma un camino u otro. Estamos hechos de millones de pequeñas decisiones insustanciales que contienen una o dos sustanciales. El truco está en saber cual de esas células del devenir es la importante de veras. O dejar que la casualidad nos lleve hacia donde tengamos que ir.

También podría ser que los símbolos que despide su cabeza sean tan sólo los vapores de un alcohol mal quemado.

Puede ser que sus padres la esperen desesperados o que incluso no tenga nadie en casa que angustiado frente a un enfermo televisor añore esa noche su falta.

Con tantos palos de ciego ella quizá sí me mire y se ría de mí, de nosotros y de todo, porque quizá allí sentadita nos dé mil vueltas de campana a todos, en la acera cualquiera de un local de baile.

Tal vez sea una chica perfecta que se lo pasa en grande y nada más. Y nada menos. Y esos sueños suyos son caramelos con forma de aros y cruces. Ahora mismo veo cómo su mano deja de acariciar su pelo para saludarnos. Saludemos pues y entremos con ella a bailar.



lunes, 25 de abril de 2011

DEEP Nº 4


LA PARED EN BLANCO 4



La virgen de occidente llora sangre por el imperio, por el segundo mundo, por el tercero y por todos los demás. Como una médium estigmatizada expulsa el dolor desde lo más profundo de sus córneas de argamasa. Su vientre oculta avergonzado a su hijita libertad, abortada y muerta en su seno casi desde el principio, y sabe tristemente que su esterilidad es la nuestra, pero tiene que seguir disimulando sola, abandonada, ultrajada y sobrepasada de hartazgo por contener una concepción contrahecha.Un puñado de promesas rotas la empapan, como si la isla de Ellis hubiera sido tragada por un mar embravecido con indecorosa frustración. Para mantener el tipo recuerda cómo recibía inmigrantes europeos con los ojos del hambre y el sueño del futuro intacto. En ese tiempo mantuvo los dos brazos en alto para abrazarles, hasta que por decencia dejó caer uno.Hasta aquí se expone la teoría del dolor interno. Mas hay otra excusa para sus ojos enrojecidos: Es la teoría exógena. La estatua como símbolo de occidente, atacada con cócteles molotov de pintura roja que dan de pleno en sus ojos de piedra. No significa nada y la abandonamos, la ultrajamos como si fuera la diana de nuestro propio asco absurdo. Pero ella mantiene inamovible la llama de un fuego fracasado incluso antes de prender.Pero lo peor de todo no es aquello que sus ojos no ven sino todo aquello que aún está por ver, por venir, también para nosotros, tuertos en un imperio de ciegos. Quizá sea en esa ceguera suya, hecha de pintura seca o de beatas lágrimas brotadas, cuando la puta de occidente o la virgen de las libertades logre al fin descansar en paz.

DEEP Nº 3


LA PARED EN BLANCO 3



Una de las características fundamentales de la sociedad capitalista es el atraco a mano armada. También el estupro de la inocente virtud, la limpieza de los incapaces o evolución biológica de los seres de dos piernas bajo un suelo de ambición, la inversión de los valores (que no los valores de inversión), el trueque desequilibrado y la mano oculta tras la espada esperando el capital más obsceno.Pero, sobre todo, el atraco a mano armada. Esta pared también recuerda a las fotos de guerra, a las ejecuciones sumarísimas, a las amenazas de miedo, hambre y sed. Uno apunta y otro recibe el tiro. Lo que no parece entender el que apunta al otro es que en cualquier momento ese otro puede llegar a ser él. La naturaleza de las ideas se deshace como un terrón de azúcar en la leche caliente de la insensatez. Y algo que es todavía peor: bebemos de esos vasos fétidos con el ansia del deseo momentáneo, y, aunque las arcadas nos adviertan del mal trago, los hilillos de la leche más caduca nos suelen resbalar siempre por el mentón, formándonos esa segunda piel que nos caracteriza y que se llama máscara. Tan sólo si nos molesta un poco reaccionamos, pero tan sólo restregando nuestras bocas con la manga de alguna chaqueta de marca, inundando de mancha los rostros aún más que antes.El que apunta no es el traidor. El que decide, decide porque alguien tiene que hacerlo. El capitalismo es pura decisión, movilidad, funcionar sin mirar atrás. Yo mismo tengo el hígado hipotecado y parece que todavía funciona el cabrón.En la sociedad capitalista no hay sitio para los indecisos: O se convierten en esclavos o en muñecos apuntados y apuntalados a una muerte segura, tristes y olvidados.
En esta pared en blanco no hay sitio para muchos de nosotros, pero no hay que asustarse. Estoy apuntando tan sólo con un puñado de palabras cargadas de delirio y ternura. Nada más, nada menos.

martes, 19 de abril de 2011

LA PARED EN BLANCO/ DEEP Nº 2

LA PARED EN BLANCO 2


Una delgada línea separa la revolución del inicio de espectáculo. Una delgada línea transitoria que anima el cotarro en las gradas o en las trincheras, que asombra, enfurece, descoloca y aterra y a veces hasta hace reír al enemigo o al espectador. En estos tiempos veloces que corren los rock’n roll star se vacían de contenido tan rápido como tristemente se banalizan los muertos en cualquier contienda lejana. En estos tiempos veloces todo se pudre con idéntica celeridad. Tan rápido como un fogonazo, un destello, un relámpago. La actualidad se lima en la historia con un chasquido de dedos maquillados de pasado. No digerimos los hechos. Tan sólo los llevamos de la boca al estómago sin pasar por la cabeza, sin detenernos a pensar, casi sin masticar. Los símbolos encierran secretos que tan solo desvelamos con los ojos entreabiertos del alma, esos que desde pequeños tenemos abiertos de par en par y que la socialización se encarga de ir cerrándonos con mayor o menor éxito.
El Che siempre soñó con ser una rock’n roll star, una crisálida ambigua venciendo o muriendo a los pies de un escenario, sin más aspavientos que un atronador punteo de guitarra eléctrica. El Che soñó siempre con una trinchera en forma de camerino, con un puro habano en forma de micrófono afónico. Algo que le hiciera parecer más humano. Héroe, pero también más humano, lejos de aquella metralla salvaje que terminó maquillándole el cuerpo para siempre.

miércoles, 6 de abril de 2011

LA PARED EN BLANCO/ DEEP Nº 1


LA PARED EN BLANCO 1


Escupir balas como besos y caricias como puñetazos, tan sólo es un amor cristiano. Clavar la mirada hasta lo profundo de la carne salpicando la grada con chorros precisos de sangre. Bajo un manto protector se insinúa la tiritera como un faro perdido y alejado de todo mundo conocido y aún por conocer: Es la luz que nos atrae hacia nuestros propios destinos terribles como un gigante imán de fuego venciendo con facilidad la suma de voluntades, doblegándonos, absorbiéndonos, haciéndonos hincar las rodillas hasta la total entrega. Y sólo así renacemos a la vida misma como esqueletos blancos irisados que se apilan en la fosa de un planeta extraño. Tan sólo se trata de un amor cristiano. El miedo es la fianza que pagamos a un dios armado, poderoso abrazo de pena y culpa sobre cada uno de los átomos que nos forma y deforma, ejerciendo la forma justa y necesaria que nos dibuja, sin la cual explotaríamos en mil pedazos devolviéndonos al espacio en blanco al que siempre hemos pertenecido.

domingo, 20 de febrero de 2011

BÓVEDA LÍRICA DE ELDA o lo que nunca vio su Alborada

Descubrir lo que nos cubre completa la visión de las cosas.

La ruta del aire acicala con oxígeno los pulmones más rancios.

Faltan ojos para mirar todo aquello que se escapa.

La monotonía se destruye al pensar en lo irrepetible.

Lo que pasa no vuelve.

Lo que vuelve nunca pasó.

Dejar de esperar destruye el tiempo.

Se desmorona la luz al cerrar los ojos.

Ejercicios de altitud para ver las pisadas.

Un paraguas abierto tapa el cielo con su estupidez de varillas y tela.

Y cerrar un paraguas es descubrir la visión de las cosas.


Cielo de la Calle del Trinquete.