LA PARED EN BLANCO 5
Descifrar un código es siempre complicado. Esta figura enigmática desata el aliento desde la abstracción para inventar un mundo rotundo como los que usan la gente de montaña o de mar. Con todo, meto los dedos y las uñas para intentar no ser yo. Ser el otro o la otra en este caso produce cierta inquietud mezclada con pudor, temblor y sequedad de boca.
La chica no parece que nos mire y hago de ello una ventaja, quitándole hierro al susto.
Parece que esté en la puerta de un bar nocturno y siente una poderosa duda: ¿Vuelve a entrar o se va a casa? ¿Cuál será la opción más acertada? A veces nuestra vida cambia con furor si se toma un camino u otro. Estamos hechos de millones de pequeñas decisiones insustanciales que contienen una o dos sustanciales. El truco está en saber cual de esas células del devenir es la importante de veras. O dejar que la casualidad nos lleve hacia donde tengamos que ir.
También podría ser que los símbolos que despide su cabeza sean tan sólo los vapores de un alcohol mal quemado.
Puede ser que sus padres la esperen desesperados o que incluso no tenga nadie en casa que angustiado frente a un enfermo televisor añore esa noche su falta.
Con tantos palos de ciego ella quizá sí me mire y se ría de mí, de nosotros y de todo, porque quizá allí sentadita nos dé mil vueltas de campana a todos, en la acera cualquiera de un local de baile.
Tal vez sea una chica perfecta que se lo pasa en grande y nada más. Y nada menos. Y esos sueños suyos son caramelos con forma de aros y cruces. Ahora mismo veo cómo su mano deja de acariciar su pelo para saludarnos. Saludemos pues y entremos con ella a bailar.
jajaja y luego se supone que somos nosotras las que pensamos demasiado, ¿eh?
ResponderEliminarSeguro que también bailaba bien.
Un abrazo Finicolasgafas.
Mejor que yo seguro.
ResponderEliminarGracias por reír y por bailar palabras.
Sí las palabras las bailo no muy bien pero las bailo.
ResponderEliminarPero ella seguro que baila los pies mejor que yo. jejeje
Un besito