Cajón donde guardar las palabras que un día se publicaron en algún medio local junto a otras que nadie vio. Currículo fonético de papeles marcados. Archivo inútil y fantástico, inocente y viejo, de letras carcomidas que jamás fueron lozanas.

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jueves, 23 de febrero de 2012

DEEP Nº 9


Sobre los antiguos pendía la espada de Damocles.
Ahora pende sobre la intimidad de cada uno de nosotros, víctimas del siglo XXI, una cámara de grabación continua.
El que no sale, no existe. Da igual si los actos que graban los ojos de Mefisto son despreciables, impostados o ridículos. Salen en pantalla y cuentan. Aunque el bicho tape sus ojillos rojos por no soportar la vergüenza ajena.
Lo que importa de la vigilancia no es dilucidar si el asunto es paja o grano. Se trata de tiranizar al ser humano, confundirlo, alienarlo para que con la limpieza del ogro invisible hagamos que nosotros mismos, sin ayuda aparente, nos esclavicemos con alegría y por derecho. Impone el mundo moderno meter la cabeza en el culo para, con la libertad que creemos haber adquirido por el solo hecho de haber nacido, olernos.
Desear ser triunfadores es la trampa de los fracasados y en ella caemos como piedras sin cerebro en un abismo de entrega, allí donde los patanes sonríen uno encima del otro junto a la desidia, la necedad y el orgullo más mezquino.
Aún así y con todo quedan zonas oscuras, pequeños puntos muertos donde la cámara no llega. Y es allí donde pongo el esfuerzo para ocultarme y para guiar a los míos. Allí donde lo que hay, hay que hacerlo. Y donde lo poco que existe, existe de verdad, aunque no sea casi nada.

jueves, 12 de enero de 2012

DEEP Nº8


El grafitero ha dado en el blanco cuando sugiere con dos únicos elementos la marca registrada: La cruz cristiana. Podría aplicarse el cuento cualquier gabinete de publicidad y aprender cómo un logotipo aguanta el paso de los tiempos por muy contrarios al producto que sean. Me río yo de las tormentas de ideas en una sofisticada sala con sillas de diseño soportando culos perfumados de publicistas a pleno rendimiento.
La cruz se agarra a la pared como al infierno y no la borra ni el demonio más bestia, aunque se deje las uñas de cabrito en el intento. Vamos, que el grafiti no salta ni con agua bendita.
La permanencia de la Iglesia católica en la historia es indiscutible. Su capacidad de transformación es lenta pero inexorable y de plastilina. Un pilar del edificio infinito es la redención. Si cometes cualquier exceso terrenal, no hay problema: una constricción y resuelto el viaje al paraíso.
Otro pilar es el poder económico acumulativo como la usura que guarda y no gasta.
Y otro, que no el último, es el miedo al juicio final y al infierno que todo lo pone en su sitio para el gran orden moral.
Los demás pilares, más pequeñitos pero igual de necesarios son los creyentes que soportan el peso del tiempo sin que flaqueen sus brazos.
Así se crea una marca y lo demás son estupideces. Fruslerías.
A propósito: un policía dijo a un medio local al intentar atrapar al grafitero que, al escaparse corriendo, vio en su mano un spray rojo y en su cuerpo una negra sotana...